東ドイツ政府は、外貨獲得のために、患者を、西ドイツ、アメリカ合衆国、スイスの製薬会社のBayer, Scering, Pfizer, Sandoz, Roche の製薬会社の薬品試験人体実験に使用
La Alemania comunista vendió enfermos a las farmacéuticas para experimentos
Un documental revela que la antigua RDA aprobó en los años ochenta vender enfermos, por 2.200 euros cada uno, a compañías farmacéuticas occidentales para experimentos con medicamentos
Enrique Müller Berlín 6 DIC 2012 - 14:58 CET
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/12/06/actualidad/1354798854_516602.html?rel=rosEP
El llamado paraíso de los trabajadores alemanes, la ahora desaparecida República Democrática de Alemania (1949-1990), sufría de una crónica y peligrosa falta de divisas occidentales, una enfermedad que se reflejaba, por ejemplo, en la pobreza de los hospitales que carecían de instrumentales médicos modernos.
Para subsanar la falta de los codiciados marcos de la Alemania occidental (RFA), el régimen no tuvo reparos en vender a Bonn varios miles de prisioneros, una transacción que se realizó al más alto nivel en los dos países. El último Gobierno comunista de la RDA, dirigido por Erich Honecker, también hizo posible que la sueca IKEA hiciera construir muebles en las cárceles de la RDA, un pecado que fue admitido recientemente por el gigante sueco.
Según los periodistas Stefan Hoge y Carsten Opizt, autores del documental Test und Tote (Test y muerte) emitido en la noche del lunes por la primera cadena de televisión pública, ARD, el régimen de Honecker también alentó a su élite médica para que traficara con seres humanos, que eran ofrecidos como conejillos de indias humanos a empresas farmacéuticas de la RFA y de Suiza. Desde 1983, varios cientos de enfermos crónicos fueron utilizados por empresas como Sandoz y Hoechst para probar fármacos que aun no habían recibido una autorización para su comercialización.
Desde 1983, varios cientos de enfermos crónicos fueron utilizados por empresas como Sandoz y Hoechst
Honecker, después de escuchar las quejas de los médicos de su país sobre las carencias en los centros médicos y el descontento de la población, ordenó a los miembros del Comité Central que diseñaran un programa que hiciera posible captar divisas para modernizar los centros médicos, según los testimonios y documentos recogidos en este trabajo periodístico.
Según el historiador de la universidad de Marburg Christoph Friedrich, en el otoño de 1983 un grupo de médicos de clínicas escogidas recibieron la autorización para utilizar a sus pacientes para realizar pruebas con medicamentos no autorizados. Las clínicas ofrecían a las víctimas por la suma de 3.800 marcos alemanes de entonces (2.184 euros actuales).
La viuda de una de las víctimas conservó la cajita roja que contenía las cápsulas de color rojiblanco que le habían administrado
Una de las víctimas fue Gerhard Lehrer, que estaba hospitalizado en Dresde a causa de un ataque al corazón. Después de ser dado de alta, el estado de salud de Lehrer empeoró y su médico personal le exigió que devolviera el medicamento que había recibido. El enfermo se negó. Lehrer murió un año después, pero su viuda conservó la cajita roja que contenía las cápsulas de color rojiblanco que le habían administrado.
Hace dos años, una cadena regional de televisión, informó por primera vez sobre el comercio de seres humanos, pero sin dar muchos detalles. La viuda contactó con la emisora y entregó las cápsulas, que fueron analizadas por un laboratorio de la universidad de Leipzig. El resultado alertó a la comunidad científica: las capsulas no contenían un fármaco apropiado para combatir las enfermedades del corazón, sino un placebo.
Un número de serie en la cajita roja sirvió de pista para los dos periodistas que no tardaron en descubrir en los archivos del Ministerio de Sanidad de la ex RDA sendas carpetas que contenían información sobre los test con medicamentos. Gerhard Lehrer, por ejemplo, había recibido el fármaco Ramipril, utilizado para bajar la presión sanguínea y fabricado por Hoechst.
"Creemos que unas 1.500 personas fueron utilizadas por consorcios occidentales para probar sus nuevos fármacos", dice uno de los autores
El negocio entre las clínicas de la ex RDA y los consorcios farmacéuticos estuvo reglamentado a través del Ministerio de Comercio de la Alemania comunista y según la documentación obtenida por los dos autores del documental, fue floreciente. "Creemos que unas 1.500 personas fueron utilizadas por consorcios occidentales para probar sus nuevos fármacos", declaró a EL PAÍS Stefan Hoge, uno de los dos autores del documental. "Los consorcios siempre han necesitado seres humanos para probar sus fármacos y esto lo sabía muy bien la élite médica en la RDA", añadió.
"Unos de los centros médicos que mas colaboró con esta práctica fue el Charité de Berlin", dijo Hoge, al referirse a una de las grandes instituciones médicas que existían en la ex RDA y que también sufría por la escasez de divisas que imperaba en el país de la hoz y el martillo. "De hecho, todos los centros médicos estaban interesados en ofrecer pacientes".
Un "paciente" fue Hubert Bruchmüller, a quien le descubrieron una insuficiencia cardíaca que puso fin a sus aspiraciones de convertirse en atleta. El enfermo recibió el medicamento Spirapril de Sandoz: Durante su permanencia en un hospital en Lostau, una localidad cercana a Magdeburgo, 6 de los 17 afectados que fueron tratados murieron, un balance que convenció a Sandoz de suspender los test. Bruchmüller sobrevivió gracias a la caída del Muro, que obligó a las autoridades sanitarias de la ex RDA a poner fin al programa creado en 1983.
Los autores del documental lograron localizar al médico Johannes Schweizer, quien recetó a Gerhard Lehrer las capsulas que contenían Ramipril y que actualmente trabaja como catedrático en la Universidad de Chemnitz. "Es cierto, Tratamos a estos pacientes y siempre se trataba de vida o muerte", confesó el médico.
Tras la emisión del documental, Hoge señaló que ya está recibiendo comentarios de gente anónima que cree haber sido utilizada por el régimen. "La prensa esta reaccionando lenta, pero positivamente", dijo el autor.
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The Communist Germany sold to pharmaceutical sick experiments
A documentary reveals that the former GDR in the eighties passed ill sell for 2,200 euros each, Western pharmaceutical companies for drug experiments
Henry Müller Berlin 6 DIC 2012 - 14:58 CET
The so-called German workers' paradise, the now defunct German Democratic Republic (1949-1990), suffered from a chronic and dangerous lack of Western currencies, a disease that is reflected, for example, poverty in hospitals lacking modern medical instruments.
To remedy the lack of frames coveted West Germany (FRG), the regime did not hesitate to sell several thousand prisoners Bonn, a transaction that was performed at the highest level in both countries. The last communist government of the GDR, led by Erich Honecker, also made it possible for the Swedish IKEA furniture did build prisons in the GDR, a sin that was recently accepted by the Swedish giant.
According to journalists and Carsten Opizt Stefan Hoge, author of the documentary Tote und Test (Test and death) issued Monday night for the first public television channel ARD, the Honecker regime also encouraged her to medical elite traficara with humans, which were offered as human guinea pigs to pharmaceutical companies in the FRG and Switzerland. Since 1983, several hundred chronically ill were used by companies such as Sandoz and Hoechst to test drugs that had not yet been authorized for marketing.
Since 1983, several hundred chronically ill were used by companies such as Sandoz and Hoechst
Honecker, after hearing complaints from doctors in your country on the shortcomings in medical and public discontent, ordered members of the Central Committee to design a program that would allow foreign grasp to modernize medical centers, according the testimonies and documents received in this reporting.
According to historian Christoph Friedrich Marburg University in the fall of 1983 a group of medical clinics chosen were authorized to use their patients for unauthorized drug trials. The clinics offered to the victims in the amount of DM 3,800 then (2,184 euros today).
The widow of one of the victims kept the red box containing the red and white colored capsules that had managed
One of the victims was Gerhard Lehrer, who was hospitalized in Dresden because of a heart attack. After discharge, the health of Lehrer worsened and his personal physician was required to return the medication he had received. The patient refused. Lehrer died a year later, but his widow kept the red box containing the red and white colored capsules that had been administered.
Two years ago, a regional chain of television, first reported on trade in humans, but without giving many details. The widow contacted the station and handed the capsules, which were analyzed by a laboratory of the University of Leipzig. The result alerted the scientific community: the capsules did not contain an appropriate drug to combat heart disease, but a placebo.
A serial number in the red box served as a clue to the two journalists soon discovered in the archives of the Ministry of Health of the former GDR paths folders containing information on the drug test. Gerhard Lehrer, for example, had received the drug Ramipril, used to lower blood pressure and manufactured by Hoechst.
"We believe that about 1,500 people were used by Western consortia to test their new drugs," says one of the authors
The deal between the former GDR clinical and pharmaceutical consortia was regulated through the Ministry of Commerce and communist Germany according to documents obtained by the authors of the documentary, was flourishing. "We believe that about 1,500 people were used by Western consortia to test their new drugs," he told El Pais Stefan Hoge, one of the two authors of the documentary. "The consortia have always needed humans to test their drugs and that he knew very well the medical elite in the GDR," he added.
"Some medical centers collaborated more with this practice was the Charité in Berlin" Hoge said, referring to one of the great medical institutions that existed in the former GDR and also suffered from shortages of foreign exchange prevailing at the country of the hammer and sickle. "In fact, all medical centers were interested in offering patients".
A "patient" was Hubert Bruchmüller, who has discovered a heart failure that ended his aspirations to become an athlete. The patient received the drug from Sandoz Spirapril: While in a hospital in Lostau, a village near Magdeburg, 6 of the 17 affected who were treated died, a balance that Sandoz persuaded to suspend the test. Bruchmüller survived thanks to the fall of the Wall, which forced the health authorities of the former GDR to end the program created in 1983.
The authors of the documentary managed to locate the doctor Johannes Schweizer, who prescribed Lehrer Gerhard containing Ramipril capsules and currently works as a professor at the University of Chemnitz. "True, treat these patients and it was always life and death," the doctor admitted.
After the documentary, Hoge said already getting comments from anonymous people believed to have been used by the regime. "The press is reacting slowly but positively," said the author.
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